Friday, February 11, 2011

El Despido de Carmen Aristegui, ¿Atentado a la Democracia?

Por: Gabriel Castillo-Herrera.

El caso del despido de MVS de la prestigiada periodista Carmen Aristegui ha sido una muestra más de la estrechez de pensamiento, de la torpeza, del grupo en el poder. Tanto es así que después de consumado el hecho la presidencia de la República (“presidencia” con minúscula) se dio a la tarea de emitir un comunicado en el que –convertidos en especialistas médicos- dan fe de la “salud” del señor Calderón (¡Salud!), cuando pudieron hacerlo en lo inmediato sin que pasara a mayores el asunto. Bien visto, Carmen les había facilitado el camino para que la presidencia se vistiera de gala y presumiera, falsamente, de ser un gobierno promotor del derecho a la información; sin embargo, prefirieron –fieles a su vocación de policías- dar un escarmiento al “atrevimiento” de la periodista de pedir una explicación que, a final de cuentas, tuvieron que dar… a destiempo.
La presidencia se equivocó en escoger el adagio popular que solventara la situación. Creyó que “muerto el perro se acabó la rabia”, y se vio obligado a manejarlo como “después del niño ahogado, a tapar el pozo”. Sí, después quiso corregir informando sobre la laboriosidad de Calderón, que no ha faltado un solo día a su “chamba” y que se encuentra en perfecto estado de salud para desmentir el dicho de una manta que congresistas del Partido del Trabajo extendieron frente a la tribuna en la que insinuaban la propensión al alcohol del presidente elegido en tribunales. Con un poco de inteligencia se hubiera evitado el lío; de haber hecho la declaración del estado de salud como respuesta a Aristegui o, aún antes, después del incidente de la manta desplegada por el PT, la presidencia se hubiera ahorrado el ridículo.
[NB: habría que insistir en el asunto de la salud del presidente. Me surge una pregunta (a fin y al cabo a mí nadie me puede despedir de ninguna parte, soy desempleado): ¿es una muestra de salud mental que Felipe Calderón se monte en una yegua y se rodee de soldaditos, también a caballo, para emular al llamado “Apóstol de la Democracia” (Francisco I. Madero) para conmemorar el episodio histórico conocido como “La Marcha de la Lealtad”? Sólo es una inquietud que la presidencia no contestará].
Del otro lado no se está tan alejado disparates. Varias voces que han tomado la defensa de Aristegui se refieren al incidente como un “atentado a la democracia”. Se me ocurre preguntar: ¿cuál democracia?, ¿acaso aún perdura la vana ilusión, inaugurada en el año 2000, de que México es un país democrático? ¡Que Dios los guarde inocentes! (Bueno, si es que existe Dios; y, si así fuera, si se ocupara de esos asuntos).
Se prepara, para los próximos días, una marcha para protestar por el incidente del despido de la periodista.
Está bien; pero… ¿alguien está planteando hacer una marcha y manifestación frente a la embajada de los Estados Unidos para protestar por las nada, pero nada, veladas amenazas de funcionarios de primer nivel de ese país de intervenir militarmente en México ante la violencia provocada por la guerrita de Calderón en contra del narcotráfico? Lo único velado es que la CIA, la DEA y asesores militares –con la venia del gobierno calderoniano- ya están operando aquí actuando en un doble papel: instigadores y falsos combatientes.
“Pareciera” ser que este es el tópico más destacado en lo reciente, porque va en juego la propia viabilidad de país.
“Y, sin embargo –NO- se mueve”.

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