Friday, October 15, 2010

PARA ENTENDER EL MÉXICO DE HOY (Parte XXV)

BICENTENARIO:
OBSESIVOS SIGLOS CIRCULARES
Contribución
al estudio del hoy en la
Historia de México.

(Parte XXV, Saltar a la espiral)


Se cierra el círculo de 200 años. Los blasones de plástico del hijo legítimo y la gana de atragantarse con lo ajeno (mal habido, desde luego) del bastardo desheredado, se vuelven a unir a la vista de ese gran espectador inmanente que se viste de sotana y espera su parte del botín; extraen del guardarropa su mejor outfit para verse “monos” cuando se presente la oportunidad de rendir pleitesía al imperio y congraciarse con él ofreciéndole, en outlet, las riquezas del país y -¿por qué no?- hasta el territorio para poder dejar de sentirse huérfanos. ¡Ah!, ¡ser paisanos aunque sea de segunda o tercera clase de los poderosos rubios ojoazul! Obsesivos siglos circulares.

¿Para qué luchar cada uno por su lado –el poder empresarial privado inserto en el PAN y el poder empresarial parasitario surgido al amparo del Estado dentro del partido “revolucionario”- como en el ’68? Como PRIAN –como los ha bautizado Andrés Manuel López Obrador- pueden llevar a cabo más fácilmente la tarea de la contrarrevolución. Criollos y mestizos aliados, yorquinos y escoceses aliados, conservadores y moderados aliados; cómplices en la tarea de apropiarse de las migajas del tesoro que el imperio –sea España, Francia o Estados Unidos, según la época- buenamente les comparta para darse sentido de identidad, para sentirse alguien a los ojos de otro. Obsesivos siglos circulares.

Después de la conquista: virreyes que a la vez fueron obispos se confabularon contra los jesuitas y el bajo clero. Hoy, la alta jerarquía católica y sus grupos radicales (Opus Dei y Legionarios de Cristo) están enquistados en el PRIAN e infiltrados en los grupos empresariales, como el Grupo Monterrey (Cfr. Bibliografía: Sanjuana Martínez, Capitales regiomontanos…), con fines más cercanos al interés económico que al de la fe. Leo Huberman (Cfr. Bibligrafía: Los Bienes Terrenales…) hacía referencia a una canción de trovadores del Siglo XIV:

Veo al Papa su sagrado ministerio traicionar,
Pues mientras el rico su gracia siempre gana,
Sus favores al pobre son negados.
Él hace lo posible para reunir riquezas como mejor puede,
Obligando al pueblo de Cristo a obedecer ciegamente,
Para que él pueda reposar con atavíos de oro…

La Teología de la Liberación, derrotada y denostada desde Roma: ésta, pedirá perdón (¡!) por los curas rebeldes (¿Quiénes serán entonces los héroes de nuestra Independencia?). Los abadyqueipo excomulgan y lanzan al patíbulo, de nuevo, a los hidalgo, a los morelos, a los matamoros. Como Jerónimo Prigione quiso hacer con Don Sergio Méndez Arceo y Gregorio Lemercier. Ratziger, si pudiera, bailaría una tarantela sobre la tumba de Juan XXIII. VTP (Viaje todo pagado) del Concilio Ecuménico Segundo al Concilio de Trento. Obsesivos siglos circulares.

La población mayoritaria de la Nueva España estaba constituida por “…léperos y pelados sin educación, oficio ni beneficio”: pobres, de acuerdo al léxico usado por la “gente decente y de razón” de entonces. Hoy vamos hacia ese camino a paso acelerado (Cfr. Bibliografía. Gilberto López…) y hay una deuda por saldar que lleva un rezago de 500 años con los pobladores originales de nuestra tierra. Obsesivos siglos circulares.

Un aparato procurador de justicia que condena a prisión a quien no cuenta con recursos y otorga impunidad a quien los tiene; lo que nos remite al Martín Garatuza, de Vicente Riva Palacio, donde los ofendidos se sienten obligados a hacerse justicia por propia mano, porque los culpables son protegidos por el poder político y el procurador de justicia, de los que son cercanísimos. Como quizá se sientan tentados a hacer los dolidos padres de los niños fallecidos en el incendio de la guardería ABC. Obsesivos siglos circulares.

Como en la vieja Europa feudal: señores (caciques, en la versión vernácula) que mantienen ejércitos irregulares (guardias blancas, paramilitares) que cometen impunemente atrocidades contra la población civil con el propósito de mantener su poder económico y político en sus dominios: Acteal, Oaxaca, San Juan Copala. Obsesivos siglos circulares.

Como en tiempo de la Colonia: una milicia destinada a proteger los intereses extraterritoriales, entonces, de la Corona Española; hoy, de los Estados Unidos en su guerra contra el “terrorismo” y contra la droga. En ambas épocas sin importarles los “daños colaterales” entre la población civil. Como en Cananea y Río Blanco, para proteger las industrias de los norteamericanos. Como en ’68, para “impedir la infiltración comunista” en el continente que los anglosajones creen suyo. Obsesivos siglos circulares.

Y cerramos nuestro propio círculo, para brincar a la espiral:

Habría que admirarle a López Obrador el valor que tuvo para enfrentarse a los tres Poderes de la Unión (Legislativo, Judicial y Ejecutivo) y a los poderes fácticos en los capítulos del desafuero y la posterior guerra para cerrarle el paso a la Presidencia de la República en un país donde la lisonja hacia el poder alcanza la categoría, cínica por cierto, de valor fundamental e incontrovertible. Apreciarle su resistencia pacífica construida a partir de la organización de la Convención Nacional que arranca desde abajo, desde los múltiples comités populares.

Sin embargo, no habría que esperar que un personaje –él u otro- nos salve. El Che Guevara, desde su perspectiva teórica denominada foquismo, planteaba: crear uno, dos, tres, mil viet nam (focos de insurrección). La tarea acá sería forjar uno, dos, tres, miles de focos de resistencia, organización y lucha: un frente popular con miles de símiles de lopezobrador. Y entonces, volvemos a donde iniciamos, unir todos los frentes opositores –dentro y aun fuera de la institucionalidad- para rescatar la herencia política, social y económica de la Revolución (combatiendo, desde luego, la corrupción y a los saboteadores). Después de todo, la CEPAL está recomendando la participación del Estado en las economías del área para solucionar los problemas de desarrollo. El neoliberalismo ha fomentado el crecimiento, sí; pero no el desarrollo: ha hecho inmensamente ricos a quienes más tienen y condenado a la miseria más atroz a los que poco o nada tienen. Sonaría a consigna panfletaria desgastada de no ser porque es la realidad; una realidad de centurias a la que aquí, a lo largo de este escrito, nos hemos referido: la realidad de un México que se manifiesta en obsesivos siglos circulares porque los señores del dinero persisten en conservar una superestructura (religión, milicia, judicatura y política) en el estatus de poder en que se encontraba durante la Colonia; además, inclinándose –como entonces- obedientemente ante los designios de los imperios y soñando con cortes de pacotilla en un país donde reina la pobreza, la que creen que remedian creando piadosos patronatos con los que exorcizan su conciencia. Igual que el criollaje de la Colonia. Obsesivos siglos circulares.

Hay, pues, que cerrar el obsesivo círculo de siglos y dar el salto dialéctico hacia delante, hacia la espiral. Aún a riesgo de no complacer al Imperio y provocar su ira: Después de todo, tal vez –llegado el momento- se encuentre ocupado en atender lo que yo llamaría su guerra de quinta generación (una hipotética –quizá no tanto- guerra cibernética que, mediante complejos algoritmos, manipule el capital financiero internacional, el comercio especulativo de divisas, de bonos y de los “derivados financieros”, que le permita desestabilizar las economías “enemigas”). Contra y desde Europa, contra y desde el bloque asiático encabezado por Japón, contra y desde China e India, contra y desde Rusia. La crisis helénica que está haciendo tambalear a la divisa europea y amenaza con debilitar las economías de todo el bloque pareciera ser el preámbulo de tal guerra.

Nosotros a lo nuestro.

Hoy, si Hidalgo resucitara y volviera a rebelarse, cambiaría su consigna –aquella de: “¡Vamos a coger gachupines!”- sustituyendo el “gachupines” por “criollos retardatarios y mestizos acomodaticios”; émulos, respectivamente, de Iturbide y Santa Anna.



Junio, 2010.

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