Saturday, December 16, 2006

Violencia Social Institucionalizada ( II )

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Imagen: Paul Gaugin.

VIOLENCIA SOCIAL INSTITUCIONALIZADA ( II )
Por: Gabriel Castillo-Herrera.


Mientras releo una serie de referencias y apuntes sobre la desnutrición en México (cfr. http://arbolperennecuadernos.blogspot.com , Previous Post: “Hambre Lacerante”), me pregunto: cómo es que el Estado mexicano se empeña en mantener en el poder a Ulises Ruiz.

Cómo es que Mariano Palacios Alcocer puede apelar a las instituciones y el Estado de Derecho para justificar lo injustificable: evadir su responsabilidad política –en el sentido literal de la palabra- ante una entidad federativa lacerada por la infamia caciquil que ha prevalecido durante años, muchísimos años. Tantos que, aunque es la tierra donde nació y gobernó Benito Juárez, pareciera que por ahí no pasó La Reforma ni la Revolución. Don Mariano, a pesar de haber surgido del ambiente académico en Querétaro, razona como si jamás hubiera pasado por escuela alguna. O como esos pasantes de abogado que hacen su servicio social estafando incautos, acosando gente ignorante de sus derechos e intimidando a señoras que pretenden divorciarse. Como tinterillo trinquetero.

El Gobierno Federal, simula que “pone orden” enviando a la PFP y apresando a los líderes de la inconformidad; pero deja incólume el poder político representado por un aprendiz de déspota –nada ilustrado- instruido en las mejores tradiciones de dictadorzuelos -como el franquismo y el pinochetismo- y la propia: el pobrediablismo, que muestra, orgulloso, tras esa mueca inexpresiva que simula ser sonrisa.

El presidente -chanchulleramente electo- se encuentra más que ocupado tratando de legitimar lo ilegítimo de su mandato; ilegítimo, a pesar de que periodistas despistados o retrógradas (¿o sarcásticos?) del Washington Post le den su aval. Solamente habría que poner atención en los tres motivos de la felicitación: la toma de protesta (una demostración de fuerza), la detención de los APPO’s (otra demostración de fuerza y, mientras no se preste atención al asunto de la ingobernabilidad en Oaxaca, un apoyo tácito al dictadorzuelo URO), y el envío del presupuesto a la Cámara de Diputados (que reduce montos en asuntos prioritarios de carácter nacional, y privilegia los intereses económicos del poder financiero nacional y de los del capital extranjero).

Fingir que nada malo sucede; y cuando lo malo que sucede se convierte en inocultable, afirmar que se está transgrediendo la ley por tomar acciones para terminar con el mal. Ese es el imperio de la violencia social institucionalizada. “México está en paz y trabajando”, cuando no lo está.

Y aparece en mi mente aquel pasaje de un cuento en que unos campesinos, hartos de las injusticias de que son sujetos y de que ninguna instancia policial o de gobierno atienda sus demandas, acuden a un grupo de ingenieros de la capital que construyen una carretera para solicitarles un macabro permiso a fin de llevar a efecto una tarea (misma que ya cumplieron). ¿Hay necesidad de llegar al punto de que la población, ante la necedad y el contubernio de las autoridades, se haga justicia por su propia mano? (La Muerte Tiene Permiso, de Edmundo Valadés).

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