Sunday, November 19, 2006

Más de Oaxaca

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ULISES, CESAR AUGUSTO, RUIZ.

Por: Gabriel Castillo-Herrera.

“Con esto de la democracia tenemos más oportunidades...” de perder la chaveta.

Ahora sabemos que el gobernador de Oaxaca no obtuvo su puesto como resultado de un proceso electoral –muy discutido, viciado y tramposo, dicen- después del cual se dedicó a perseguir a sus heréticos opositores. ¡Mienten!: ¿Quiénes se creen esos apóstatas que pretenden desvirtuar los divinos designios? Fue el papal instituto electoral del Estado el transmisor de la Suprema Voluntad con la cual se ungió a SM con el sagrado manto (y corona imperial, desde of course) para ejercer el mandato de Dios sobre la Tierra. Que se sepa en todo el Sacro Imperio Romano-Oaxaqueño:

¡“Sólo Dios quita y pone gobernadores”!, sentenció Ulises Ruiz.

Palabra de Rey, palabra de Dios. Pa’ que se lo sepan y no reparen, plebeyos. Que resuene en cada rincón del imperio: ¡Larga vida a Ulises I, Emperador de todas la Oaxacas! ¡Sólo El Creador podrá relevarlo de su divino encargo. Eso afirma.

Sin embargo, si don Ulises consultara cualquier librito de Historia, encontraría que Dios no pudo evitar que Napoleón Bonaparte le arrebatara la corona al papa y se la colocara a sí mismo en un gesto de afirmación del carácter terrenal de su mando. Tampoco tuvo la menor ingerencia en la voluntad de los revolucionarios franceses que no solamente quitaron, sino guillotinaron a Luis XVI.

Ulises, César Augusto, Ruiz anda por el mundo con más de dos siglos de atraso. O finge demencia. O no la finge: la muestra orgullosamente.


Y... MÁS “ULISESADAS”.

Una de las primeras víctimas mortales del movimiento del ’68 fue un joven que –según las autoridades de entonces, que avalaron su dicho mediante necroscopia de ley- falleció por comer tortas en estado de descomposición en un puesto callejero. Sin embargo, cuando el cuerpo fue entregado a sus familiares, no se pudo aclarar por qué presentaba multiples golpes. Nunca hubo respuesta de las autoridades policiales ni del gobierno.

La chapucería forense en tiempos de nuestra ultra democracia no ha cambiado. Hoy se dice que las balas que abatieron al periodista norteamericano no fueron disparadas por los esbirros del Sacro Imperio Romano-Oaxaqueño, sino por los APPO’s.

¡Bien por la brillante deducción de la justicia uliseana! Digo “bien”, porque ello confirma la tesis de que el estúpido cree que los estúpidos son los demás.

“Con esto de la democracia tenemos más oportunidades...” de confirmar que no hay democracia.

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