Friday, December 01, 2006

La Farsa del 1 de Diciembre 2006.


CONSUMMATUM EST.

Por: Gabriel Castillo-Herrera.

El acto que esta mañana presenciamos formaliza plenamente la instauración de un régimen avalado por la fuerza.

A nadie, creo, debe extrañar después de recordar los acontecimientos que se hicieron presentes desde el inicio de las campañas electorales, cuyo punto de partida lo constituyó el intento, consumado a fin de cuentas, de desafuero del entonces Jefe de Gobierno del D. F. Andrés Manuel López Obrador.

Cuando las campañas electorales, ya dentro de los marcos que delimitan las leyes electorales de nuestro país, se hizo patente el rumbo que el proceso seguiría: el tratar de impedir, a toda costa, el arribo de la izquierda a las más altas esferas del poder político federal.

No voy a discutir aquí la cuestión de que si hubo fraude en las urnas o no. Quien haya tenido la curiosidad de leer mis escritos después del 2 de julio podrá confirmar que nunca me alineé con la certeza de manipulación de resultados porque no tengo en mis manos los elementos que me hagan asegurarlo plenamente; sin embargo, hay indicios, que en su momento hicieron valer científicos de la UNAM, en el sentido de que sí la hubo.

Para mí, la esencia del fraude electoral está marcada por el proceso en su conjunto; y eso nadie lo puede negar –excepto la fuerza de la mentira- porque es lo objetivo. Y ante ello no hay discusión.

No se puede negar que el desafuero estuvo montado sobre el caballo de la ilegalidad; el propio Estado se encargó de confirmarlo al destituir a los más altos personajes de la Procuraduría General de la República, que tan sólo eran los actores que representaron el papel de “hachas expiatorias”. Los autores del libreto fueron desenmascarados por el empresario Ahumada.

No se puede negar que las campañas mediáticas desarrolladas bajo lineamientos de “expertos” made in USA y España tenían el fin de denostar la imagen del PRD y su candidato a la presidencia a punto de hacerlo ver ante la sociedad como “un peligro para México”; situación en la que el mismo IFE, a destiempo, tuvo que hacer un tímido llamado de atención al PAN.

No se puede negar, que el dos de julio Ugalde apareció ante las cámaras televisivas informando que el margen entre Calderón y López Obrador era tan estrecho que no se podía dar un resultado; tampoco, que, sorpresivamente, al término de su mensaje, apareciera el presidente expresándose en el mismo sentido. Ello puso en evidencia lo controvertible de la independencia del IFE; aunque ya existían referencias de la cercanía de Ugalde con Elba Esther Gordillo -“caballito de troya” del neo Ulises Fox y su Penélope Sahagún infiltrado subrepticiamente tras el amurallado del PRI- desde que el primero fue elegido, sin el voto del PRD, presidente del IFE.
No se puede negar que, como manifestación de fuerza, se cerraron todos los cauces para el recuento de los votos, lo que –a fin de cuentas, si es que Calderón ganó en las urnas- hubiera terminado con el conflicto.

No se puede negar que en el proceso electoral participaron, indebida... es más, ilegalmente, el presidente Fox y diversos grupos empresariales. El TEPJF se vio obligado a reconocerlo; y, sin embargo, como punto culminante a las anomalías del proceso, da validez a la elección. “...no es posible medir el impacto...”, sabemos que sí es posible hacerlo; y aunque no lo fuera: HUBO ACTUACIÓN INDEBIDA DEL PRESIDENTE A FAVOR DEL CANDIDATO DE SU PARTIDO.

Yo no me circunscribo a descalificar las votaciones. En un particular punto de vista, para mí, el asunto es más grave: todo el proceso en su conjunto fue fraudulento. Así de llano y contundente

Finalmente: no se puede negar la violencia verbal –propia del fascismo, lo cual no es un disparate lexicológico mío si se conoce que una de las corrientes del PAN está cimentada sobre los restos del sinarquismo- en que incurrieron los hoy funcionarios Germán Martínez, Juan Camilo Mouriño; el jefe panista, Manuel Espino, y el propio Calderón apelando a la fuerza que rimbombantemente encubrían bajo en manto de “fuerza de los pacíficos”. Es FUERZA a secas. Hoy nos pudimos dar cuenta de lo que será la tónica de esos “pacíficos” con el apoyo del Estado Mayor Presidencial y la complacencia de los priístas deseosos de participar en el reparto del botín, al liquidar lo que queda el Estado Mexicano, ahora que ha quedado formalizado, con la toma de protesta calderoniana, el imperio de la fuerza. Del autoritarismo, pues.

Consummatum est.


Correo: arbolperenne@yahoo.com.mx

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