Gabriel Castillo-Herrera

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CON LAS MANOS LIMPIAS.

Por: Gabriel Castillo-Herrera.

Ayer, el PAN hizo “madruguete”: ante el rumor de que los diputados del PRD tomarían la tribuna de la Cámara y permanecerían ahí hasta el día primero de diciembre, fecha en la cual Felipe Calderón formalizaría su asunción a la Presidencia de la República, decidieron tomarla por asalto.

Victoria vana. ¿Acaso, con ese acto, propician las condiciones para que el acto se lleve a efecto? Tal parece que el oficialista partido blanquiazul le está jugando las contras a su abanderado. Nadie podría imaginar una toma de protesta en medio de cauchazos y sopapos; entre jalones y empellones. ¿O, sí? Más bien, están forzando la situación a que el protocolo se lleve a cabo en otra sede, tal y como lo pretendía el PRD. Pero la obcecación del ala “dura” del PAN se impuso; creyeron que con un acto de fuerza evitarían que el partido del sol azteca tomara la tribuna. Les salió el tiro por la culata.

Después de conatos de bronca, los diputados de ambos partidos recibieron la madrugada de hoy cantando como se estuvieran de fiesta. O como si fuera la culminación de una noche de copas.

Mientras, el presidente, en su último acto, se queja de que la prensa le dé tanto espacio a “unos cuantos” inconformes y alborotadores (refiriéndose únicamente al PRD, por supuesto); después de todo, sólo son “los costos de la democracia”. Desagradecido el señor: usó y abusó de los medios para levantar su imagen por encima de los dioses sexenales priístas a los que tanto criticó a lo largo de su mandato, y ahora cuestiona los favores –que no fueron gratuitos- mediáticos. “Confusión, en los medios de comunicación”. Además, dice, más del 80% de la población reconoce a Calderón como presidente; quién sabe por qué el país se encuentra partido en dos.

Y aprovecha la ocasión para decir que se va “con las manos limpias”. Sí, se las lavó para dar solución a los asuntos importantes del Estado: como Poncio Pilatos.



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